Virginia Vázquez
M. M. - VIGO–Como presidenta de la Asociación Galega de Naturopatía, ¿cuál es su parecer acerca de la directiva sobre medicamentos tradicionales de plantas?
–Esta directiva me genera, desde el punto de vista profesional, confusión. Un ciudadano que la lea acabará confuso. Están tratando la planta como medicamento. Una lechuga es un alimento pero también es un medicamento porque si la tomo en infusiones me ayuda a luchar contra el insomnio. ¿Dónde está la línea de la lógica en esta norma? Esta norma solo va a favor del lobby farmacéutico.
–¿Por qué asegura eso?
–La directiva trata de las hierbas medicinales que no hubieran recibido autorización para su venta antes del 1 de mayo. Para poder estar legisladas, tienen que pasar por trámites de estudio que sólo pueden pagar las grandes multinacionales. Los laboratorios pequeños, que llevan muchos años trabajando con un producto específico, no pueden hacer frente a un gasto de entre 70.000 y 90.000 euros por producto. El producto que sí es registrado por el grande laboratorio se podrá vender en farmacia. Un ejemplo, una salvia para el estómago en cápsulas que antes costaba unos cuatro euros, ahora puede llegar a costar 20.
–Se habla también de la pérdida de las hierbas chinas y de otras procedencias.
–Hay tres tipos de medicina que puede desaparecer: la medicina tradicional china, la medicina latina y africana. Con esta legislación, no podemos tomar productos naturales pero sí drogas sintéticas químicas. Eso no es correcto. Entiendo que la ley proteja a los usuarios de efectos secundarios perjudiciales potenciando el etiquetado. Pero lo que intentan con las plantas medicinales es patentarlas como medicamentos novedosos cuando forman parte de un patrimonio histórico de todos los seres humanos. Patentarlas es una tomadura de pelo porque esas plantas nacen en la tierra y cualquier ser humano tiene derecho a utilizarlas. Nadie es dueño del ajo o del perejil.
–¿Cree que el listado de plantas autorizadas excluirá a muchas?
–Los datos que tenemos es que se han aprobado 200 plantas medicinales cuando hay reconocidas 20.000 en el mundo.
–La UE asegura que la directiva protege más al ciudadano de los efectos nocivos.
–Estamos de acuerdo en que una regulación hace falta pero debe basarse en la realidad. Todos los naturópatas queremos evitar riesgos. La propia OMS reconoce que los medicamentos convencionales y no las plantas están entre las primeras diez causas de muerte en el mundo
–Esta directiva me genera, desde el punto de vista profesional, confusión. Un ciudadano que la lea acabará confuso. Están tratando la planta como medicamento. Una lechuga es un alimento pero también es un medicamento porque si la tomo en infusiones me ayuda a luchar contra el insomnio. ¿Dónde está la línea de la lógica en esta norma? Esta norma solo va a favor del lobby farmacéutico.
–¿Por qué asegura eso?
–La directiva trata de las hierbas medicinales que no hubieran recibido autorización para su venta antes del 1 de mayo. Para poder estar legisladas, tienen que pasar por trámites de estudio que sólo pueden pagar las grandes multinacionales. Los laboratorios pequeños, que llevan muchos años trabajando con un producto específico, no pueden hacer frente a un gasto de entre 70.000 y 90.000 euros por producto. El producto que sí es registrado por el grande laboratorio se podrá vender en farmacia. Un ejemplo, una salvia para el estómago en cápsulas que antes costaba unos cuatro euros, ahora puede llegar a costar 20.
–Se habla también de la pérdida de las hierbas chinas y de otras procedencias.
–Hay tres tipos de medicina que puede desaparecer: la medicina tradicional china, la medicina latina y africana. Con esta legislación, no podemos tomar productos naturales pero sí drogas sintéticas químicas. Eso no es correcto. Entiendo que la ley proteja a los usuarios de efectos secundarios perjudiciales potenciando el etiquetado. Pero lo que intentan con las plantas medicinales es patentarlas como medicamentos novedosos cuando forman parte de un patrimonio histórico de todos los seres humanos. Patentarlas es una tomadura de pelo porque esas plantas nacen en la tierra y cualquier ser humano tiene derecho a utilizarlas. Nadie es dueño del ajo o del perejil.
–¿Cree que el listado de plantas autorizadas excluirá a muchas?
–Los datos que tenemos es que se han aprobado 200 plantas medicinales cuando hay reconocidas 20.000 en el mundo.
–La UE asegura que la directiva protege más al ciudadano de los efectos nocivos.
–Estamos de acuerdo en que una regulación hace falta pero debe basarse en la realidad. Todos los naturópatas queremos evitar riesgos. La propia OMS reconoce que los medicamentos convencionales y no las plantas están entre las primeras diez causas de muerte en el mundo
